Desde su creación, hace poco más de 68 años, EPM fue concebida como una empresa prestadora de servicios públicos de alta calidad para brindar bienestar a los pocos ciudadanos de aquella época. Siempre honró esta premisa generando la confianza y el reconocimiento por parte de sus usuarios, amén de una empresa que representaba la pujanza, el emprendimiento y la solidaridad de un pueblo creyente en sus valores y principios. Este reconocimiento al buen servicio creó una cultura de pago que, con el manejo eficiente y pulcro de estos recursos, propiciaron el crecimiento y sostenibilidad de la empresa que al cabo de los años la han consolidado como un grupo empresarial multiservicios y multi países, convirtiéndose así en una organización líder, inspiradora y genuina embajadora paisa ante Colombia y Latinoamérica. Todo esto, sumado a la rigurosidad en lo técnico, jurídico y financiero, creó nuestro ADN, por el que nos hemos sentido orgullosos durante tantos años.
Gracias al conocimiento, compromiso y mística de todos y cada uno de los excelentes funcionarios, pero, sobre todo mejores seres humanos, hemos ocupado los primeros lugares a nivel nacional e internacional como una de las mejores empresas prestadoras de servicios públicos domiciliarios.
Al iniciar este ciclo en la vida de EPM nos vamos a enfocar en lo fundamental, pero ¿qué es lo fundamental? Es volver a ser la mejor empresa prestadora de servicios domiciliarios de energía, agua y gas, tanto en Colombia como en aquellos países donde está la impronta de EPM. Esa EPM, la de la esencia del servicio, la inspiradora, la que llena de bienestar, la que forma destacados profesionales y mejores personas, la empresa con sentido humano y calidad. A esa EPM de la que siempre hablamos, le tenemos que dar la identidad que le corresponde, esa EPM somos cada uno de nosotros, EPM soy yo. Esto implica entender la responsabilidad que nos cobija, pero al mismo tiempo sentir la satisfacción y el orgullo de pertenecer a esta gran empresa, a esta gran familia.
La vocación de servicio debe ser y seguirá siendo nuestro atributo esencial. Como servidores públicos nos debemos a los demás. Nuestro trabajo siempre irá orientado a la excelencia en el servicio para poder generar ese bienestar y calidad de vida de nuestra comunidad. Decía la Madre Teresa de Calcuta: “quien no vive para servir, no sirve para vivir”.
Vamos a volver a casa con la satisfacción del deber cumplido. Debemos rápidamente recobrar nuestra esencia, la de la creación, esa que habla de
creer en la gente y trabajar por ella y para ella. A esa página que nos habla de volver a la grandeza que da la humildad para ser los servidores incondicionales de nuestra sociedad.
EPM es y será tan grande como el espíritu de esos colaboradores fieles y firmes que sirven cada día incondicionalmente. Los primeros días serán de ir a las bases, a las calles, a las cuadrillas, allí donde está el verdadero sentido de EPM, el de los miles de servidores que cada mañana buscan mantener la calidad de vida de nuestras comunidades. A ellos quiero darles las gracias desde el corazón y un sigamos adelante con amor y dedicación a nuestro trabajo. A cada persona, a cada área de nuestra casa matriz y las filiales del Grupo EPM, quiero recordarles que en mí encontrarán un compañero, un aliado para hacer realidad nuestro proyecto empresarial y su proyecto de vida personal, porque ambos deben estar direccionados con el mismo propósito y sentido: servir, servir, servir. Ese es un valor humano que cada integrante de esta organización debe tener, sentir y vibrar.
EPM volverá a ser el orgullo de cada uno de nosotros, de nuestras familias, de Antioquia y de Colombia. Para finalizar, quiero enunciar estos tres postulados que serán la base y fundamento de esta administración:
Actuaré con la firmeza y determinación necesaria cuando alguno de estos postulados no sea tenido en cuenta.
Con el espíritu renovado y con la convicción de este nuevo amanecer, les deseo a todos ustedes y a sus familias un 2024 lleno de bendiciones.