La implementación de la tecnología en las empresas es cada vez más evidente, esto a través de sus productos, pues han logrado tener mayor producción y mejoras en los servicios que ofrecen. Este hecho impacta de manera directa en el aumento de los ingresos y, además, en la disminución en los costos y esto se traduce en el crecimiento empresarial. Por otro lado, las empresas han utilizado el potencial de la tecnología para llegar a un público objetivo, permitiéndose ser competitivas y lograr mayores ingresos, generando así empleo y gran aporte a la economía en la cual están inmersas.
Las iniciativas y cambios en la regulación han estado en constante evolución. Aunque este crecimiento no sigue el mismo ritmo que la tecnología, los entes nacionales han ido definiendo procesos con el fin de controlar el uso de la información que se genera a partir de los procesos de negocio y proteger a los consumidores a través de responsabilidades legales con penalizaciones económicas. Es por esto que los negocios han tenido que repensar la forma en cómo ejecutan sus procesos empresariales, convirtiendo la tecnología en un aliado y haciendo partícipes a sus expertos, convergiendo para dar pie a los desarrolladores ciudadanos.