En esta edición de nuestros recomendados te contamos cómo el uso de lenguaje claro y la accesibilidad web se complementan para que todas las personas puedan entender y utilizar la información digital sin dificultades.
Recibes la respuesta a un derecho de petición o una consulta ciudadana. Comienzas a leer y el texto arranca con un párrafo largo, lleno de normas, artículos y lenguaje técnico. Terminas la lectura sin saber si te respondieron que sí, que no, o qué debes hacer.
Por ejemplo:
“En atención a su requerimiento y conforme a lo establecido en el artículo 14 de la Ley 1755 de 2015, nos permitimos informarle que su solicitud será evaluada por la dependencia competente, de acuerdo con el marco legal vigente…”
¿Y la respuesta real? No está clara: no se sabe si van a resolver la solicitud, si falta algún documento o qué pasos debe seguir la persona. La información clave, cuando aparece, suele estar al final… y a veces, ni eso.
“En atención a su requerimiento y conforme a lo establecido en el artículo 14 de la Ley 1755 de 2015, nos permitimos informarle que su solicitud será evaluada por la dependencia competente, de acuerdo con el marco legal vigente…”
Seguramente el segundo. Va al punto, es directo, respetuoso y útil. La persona sabe qué hacer sin necesidad de releer o buscar ayuda.
Eso es lo que busca el lenguaje claro: que cualquier persona entienda el mensaje desde la primera lectura y pueda actuar sin confusión, sin frustración y sin sentirse excluida.
Es escribir para que cualquier persona entienda un mensaje desde la primera lectura. No se trata de hablar “más simple”, sino de hablar más claro: usar palabras comunes, frases breves y evitar tecnicismos innecesarios.
Usamos lenguaje claro, acercamos el contenido a más personas:
En resumen: el lenguaje claro también es inclusión digital.
Aquí van algunas claves aplicables a cualquier contenido digital (correos, formularios, micrositios, respuestas ciudadanas, etc.):
Nota: SEO, por sus siglas en inglés (Search Engine Optimization), significa “optimización para motores de búsqueda”. Es una práctica que ayuda a mejorar la visibilidad de un sitio web en buscadores como Google.
Redacción para páginas web: textos de páginas como “Quiénes somos”, servicios, contacto, etc. Deben ser claros, estructurados y accesibles.
Redacción de boletines: correos informativos cortos, amigables y fáciles de leer, para mantener a las personas informadas sin sobrecargarlas.
Porque no se trata solo de escribir bien, sino de garantizar que todas las personas accedan a la información digital de forma equitativa, mejorando su experiencia y fomentando una ciudadanía más participativa e informada.
Y esto aprenderemos hoy por el momento.